1, 2, 3, ¡equipo!

Deportes

Si nos acercamos al Pabellón Verde de la ULL cada martes y jueves a partir de las 18.00 horas, podremos oír este grito. Y es que es el mantra con el que los sesenta alumnos de la actividad de voleibol del Servicio de Deportes de la ULL comienzan sus entrenamientos. Estos deportistas, coordinados bajo las órdenes y dirección del monitor Juan Ramón Díaz González, aprenden durante dos horas semanales, divididos en dos grupos, los principios básicos de este deporte, siempre acompañados del compañerismo y las ganas de divertirse.

La actividad, incluida dentro de la oferta deportiva del SDULL, es una de las más demandadas, agotando sus plazas a pocos minutos del inicio de las inscripciones. Al llegar octubre y, con él, el inicio del curso deportivo, en estas sesiones se reúnen estudiantes universitarios procedentes de todas las Islas (e incluso de otros países), grados, edades… A pesar de estas diferencias, todos tienen algo en común: muchas ganas de conocer este deporte y pasar un buen rato entre compañeros.

Compañerismo y buen rollo, denominadores comunes


Naiara Suárez, estudiante de Biología, decidió apuntarse a la actividad desde su primer año de carrera, ya que en su ciudad natal no pudo hacerlo, y el voleibol es su deporte favorito. Con este, ya lleva tres años entrenando en el servicio de la ULL, y su asistencia a las sesiones supone una vía de escape y de desconexión del estrés que le supone la universidad. Además, la futura bióloga señala que el ejercicio le aporta relajación y una mejora de la forma física y de las habilidades en esta modalidad. También señala la gran facilidad para conocer a gente nueva, con diferentes procedencias, personalidades y gustos. A pesar de que solo se ven dos horas a la semana, asegura que se entablan grandes amistades.

Por su parte, Tatiana Quesada, alumna del Grado en Español: Lengua y Literatura, destaca que la actividad le ha enseñado a trabajar en unión con los demás, y le ha demostrado que, poniendo confianza en el equipo, todo puede salir bien. Asimismo, comparte con sus compañeros el amor por el voleibol, y la oferta del Servicio de Deportes supuso una gran oportunidad que le animó a inscribirse. Lo que más le gusta de los entrenamientos es, sin duda alguna, la sonrisa presente en la cara de los alumnos y el monitor, quien siempre anima y genera buen ambiente en las sesiones.

SESIÓN DE ENTRENAMIENTO DE LA ACTIVIDAD DE VOLEIBOL DEL SDULL. FOTO: SHEILA H. M.

Sergio Padrón, del Grado en Pedagogía, suscribe las palabras de sus compañeras. Su amor por el vóley le movió a seguir practicándolo, y encontró la ocasión perfecta de hacerlo a través de la Universidad. También, gracias a esta práctica, logra hacer ejercicio de una forma más amena y divertida. De esta manera, subraya la posibilidad de practicar voleibol con gente que comparte los mismos gustos e ilusiones por esta modalidad, así como la buena relación y el trato cordial que existe en el grupo.

El caso del alumno Miguel Herrera es particular. Este futuro graduado en Logopedia sufrió hace unos meses una lesión mientras disputaba un partido en el Trofeo Rector de Libre Asociación. Sin embargo, esto no ha sido un impedimento para que, durante su recuperación, siga vinculado a la actividad. Ha seguido formando parte del equipo, y se ha sentido bastante acogido por sus compañeros y el monitor. También aprecia que la relación entre los participantes va más allá de la cancha de juego, pues entre todos organizan quedadas en la playa para jugar, o cenas cuando finaliza cada trimestre.

Por otro lado, resalta que las sesiones no resultan monótonas, sino que se convierten en dinámicas gracias a la alternancia de ejercicios que lleva a cabo el entrenador, todos directamente relacionados con la práctica y mejora de habilidades en el voleibol. Asimismo, detalla que participar en actividades de este tipo obliga a sociabilizar y a conocer gente, sobre todo para aquellos estudiantes de primer año de carrera, algo que le ayudó mucho cuando llegó a Tenerife. A esto se sumó su pasión por este deporte que lleva practicando desde muy pequeño, ya que adora trabajar en equipo y la cohesión que ello supone.

¡Hora de entrenar!


Cada sesión dura una hora y, como regla general e imprescindible para garantizar un entrenamiento correcto y libre de riesgos, comienza con el calentamiento. Los deportistas, divididos en pequeños grupos, empiezan a entrar en calor con series de rotación de articulaciones. Tobillos, rodillas, caderas, brazos, cuello…, ninguna parte del cuerpo se ha de quedar en el tintero.

Tras esto, comienza la carrera. Los pupilos, en fila india, recorren las dimensiones de la cancha alternando la carrera con diversos ejercicios que fortalecen las piernas y regulan las posiciones de defensa durante el juego. Acto seguido y, dependiendo de las órdenes del monitor, se trabaja la fuerza con series de abdominales, lumbares y flexiones; o se entrena la velocidad y el desplazamiento lateral.

Según la altura a la que se encuentre el curso, las prácticas van cambiando. Juan Ramón instruye a sus alumnos sobre las técnicas que deben emplear para ejecutar con éxito acciones como el remate, el saque, la recepción o los bloqueos. Tras unos ejercicios posteriores a las explicaciones en los que se realizan estos movimientos y se corrigen errores, se celebran pequeños partidos en los que los alumnos pueden demostrar todo lo aprendido.

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